La Leishmaniosis canina es una enfermedad frequente en
España.
Los
flebotomos transmiten la Leishmaniosis, una enfermedad grave, incluso mortal
para los perros
La
leishmaniosis canina es una enfermedad parasitaria grave en el perro, causada
por un parásito (protozoo microscópico) denominado Leishmania.
El primer
síntoma clínico más habitual es la pérdida de pelo, sobre todo alrededor de los
ojos, orejas y la nariz. Según la enfermedad va avanzando, el perro pierde peso
aunque no pierde el apetito. Son habituales las heridas en la piel,
especialmente en la cabeza y en las patas, en las áreas donde el perro está en
contacto con el suelo al tumbarse o sentarse. Cuando el cuadro se vuelve
crónico, este se complica observándose en muchos casos síntomas relacionados
con insuficiencia renal.
En España
las regiones más afectadas son las de Aragón, Cataluña, Madrid, Baleares,
Levante, Murcia, Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura, Castilla y León.
Se observa en otras regiones pero con menos intensidad.
La
enfermedad se transmite a través de un mosquito, llamado flebotomo. De ahí que, si hay mosquitos, hay
riesgo de contagio. La temporada de peligro comienza con el calor, normalmente
en mayo y finaliza en septiembre u octubre si se prolonga el verano. Durante el
invierno los mosquitos permanecen en estado de larvas cuaternarias y son
inofensivas. En las zonas más cálidas de España encontramos mosquitos
prácticamente todo el año y por consecuencia el peligro existe todo el año.
La leishmaniosis causa la muerte en la mayoría de los
perros afectados
La
leishmaniosis es una enfermedad que causa la muerte a la mayoría de los perros
afectados por ella y que no reciben tratamiento y vigilancia posterior.
Si tu perro
no recibe protección alguna, el riesgo de contagio varia de un 3% a 18% según
la zona. El riesgo siempre aumenta si su perro permanece en zonas más rurales y
periurbanas, en regiones cálidas del país y si está fuera de casa al anochecer.
El período
de incubación puede variar entre 3 meses y 18 meses. De forma excepcional, la
enfermedad puede permanecer en latencia durante varios años. Algunos perros son
resistentes y, aunque reciban picaduras de los flebotomos, nunca mostrarán
síntomas de la enfermedad siempre y cuando estén correctamente alimentados y no
estén sometidos a estrés. Esta resistencia, probablemente, está determinada
genéticamente.
El perro enfermo requiere atención veterinaria el
resto de su vida.
Básicamente
se utilizan técnicas que nos permitan detectar el parásito (parasitológicas) o
bien la respuesta defensiva del enfermo frente a éste. Cuando se tienen
sospechas de que un animal padece leishmaniosis se utilizan varias pruebas al
mismo tiempo a fin de asegurar el diagnóstico, entre ellas podemos citar la
toma de muestras de la médula ósea o ganglio linfático a fin de visualizar el
parásito, pruebas serológicas (IFI o ELISA) para controlar el grado de
respuesta inmunitaria que el animal presenta y proteinograma.
El tratamiento de la Leishmaniosis canina es caro y de
por vida.
Si observas
los síntomas clínicos o sospechas que tu perro ha sido infestado, llévale a la
clínica veterinaria para realizar una prueba serológica. El tratamiento será
más exitoso si se inicia en las primeras fases de la enfermedad.
La
leishmaniosis canina se puede tratar, pero no curar. El tratamiento solamente
suprime los síntomas y no impedirá que tu perro tenga una recaída posterior.
Un
tratamiento puede durar varias semanas, pero el parásito siempre permanecerá en
el perro. Hasta el final de la vida del perro, periódicamente los síntomas
pueden volver a aparecer y se tiene que repetir el tratamiento.
Cuanto antes
se diagnostica la enfermedad mejor se puede controlar.
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Siempre con
el mejor asesoramiento que nos caracteriza y recuerda:
"La única protección para proteger a tu perro es la prevención"
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